sábado, 10 de marzo de 2018

Ética en Max Weber a través de sus escritos políticos

Dejo aquí contenido acerca de mi breve exposición sobre "La ética en Weber" en clase de Urbano. Acompaño un resumen y más abajo el link a la presentación en PDF así como un par de vídeos aclaratorios. Cualquier duda podéis comentar más abajo. Gracias por vuestra atención. 

Bibliografía:
  • Jiménez-Díaz, J. F. (2018). "La ética política en Max Weber: contexto, análisis e interpretación". Perseitas, 6(1), pp.99-122.
  • Muguerza, J. (2002). ¿Convicciones y/o responsabilidades? (Tres perspectivas de la ética en el siglo XXI). Laguna: Revista de Filosofía, (11), 23-45.
  • Schmitt, C. (2009). La tiranía de los valores. Buenos Aires: Hydra.
  • Weber, M. (2007). La política como profesión. Abellán García (Trad.). Madrid, España: Biblioteca Nueva.
Estructura del trabajo:
  1. Introducción al autor
  2. Análisis de la ética en Weber

1. Introducción al autor

Max Weber (1864-1920)
Como pensador político, Max Weber desarrolló diversas evaluaciones y juicios normativos sobre los acontecimientos de la época en su tarea como intelectual comprometido políticamente. En tanto hombre político, el autor alemán “estuvo apasionadamente comprometido con el presente y con dar forma al futuro. Pero como académico miró fundamentalmente al pasado y formuló sólo una teoría parcial de la modernidad, que enfatizaba la autoridad impersonal y la cultura subjetivista”.

Sin embargo, Max Weber ha sido estudiado como teórico político en ocasiones puntuales y excepcionales. Esto se debe a que, por un lado, la mayoría de los estudiosos de su obra lo catalogan como fundador de la sociología moderna, y a que, por otro lado, su labor como teórico político de la modernidad tardía resultó incomprendida y fracasó como educador del pueblo alemán. No obstante, él se desempeñó como profesor de sociología al final de su vida académica, la cual estuvo dedicada al estudio empírico y teórico de las religiones, el capitalismo industrial, la economía política y la política liberal-democrática. De este modo, Weber fue un pensador de gran erudición y vastos conocimientos científicos para entender las circunstancias que vivió en su madurez intelectual (1890-1920) como ciudadano alemán y europeo.

Sin duda, Weber fue una personalidad polifacética, de gran sensibilidad humana y dotada de unas cualidades intelectuales extraordinarias tanto para la enseñanza como para la investigación. Ello le permitió dedicarse al estudio de los fenómenos sociopolíticos de su tiempo con notorio provecho y, por ende, profundizó en temas centrales de la modernidad. Así construyó “una obra tan gigantesca como laberíntica y (…) en muchos sentidos, apresurada e inacabada”. En cualquier caso, dicha obra ha dado lugar a múltiples debates académicos y a una amplísima producción de fuentes secundarias, inabarcables incluso para los especialistas en el autor.

La perspectiva weberiana de la política responde a los enormes cambios vividos por las sociedades occidentales de finales del siglo XIX, en las que las masas acceden a la esfera pública, sobre todo a raíz del doble proceso de ampliación del sufragio (democratización) y extensión de la administración estatal (burocratización), produciendo un enorme giro en la visión clásica de la política.

2. Análisis de la ética en Weber

La ética política weberiana se inserta en su teoría política y es en ésta donde el pensador alemán se permite hacer una serie de juicios políticos y evaluaciones contextuales que no aparecen en el resto de su obra, mucho más analítica y empírica.

Por su parte, la ética política weberiana parece idearse a modo de guía para la vida pública, vislumbrando, al menos, tres elementos vertebradores de la acción política:
  • primero, las acciones e instituciones políticas vinculadas a lo que Weber concibe como ética de la responsabilidad (el ser de la política).
  • segundo, los valores e ideales políticos ligados a lo que él concibe como ética de las convicciones o de conciencia (el deber ser). 
  • tercero, la posibilidad de cambiar o transformar las realidades políticas presentes mediante la acción pública (el poder ser).

Sin duda, tales elementos vertebradores de la política condicionan e inspiran la acción pública llevada a cabo tanto por los dirigentes políticos, tipificados por Weber como “políticos profesionales”, siendo la parte activa y dominante del espacio público; como por la ciudadanía que Weber concebirá como “masas”, siendo la parte pasiva y dominada de dicho espacio.

A juicio de Weber, en la esfera política coexisten dos tipos de ética que se hallan radicalmente enfrentadas y que, en último término, el buen dirigente político tendría que saber diferenciar:

Por un lado, para la ética de las convicciones de conciencia (Gesinnungsethik) de orientación idealista y, por ende, vinculada a los ideales absolutos y creencias radicales, el ser humano actúa plenamente convencido de la bondad y/o perfección de sus ideales, sin tener en cuenta las consecuencias de los mismos en sus acciones mundanas. Por tanto, es una ética fundada en las “buenas intenciones” y en los “principios incondicionados”.

Pese a esto, Weber no considera una falta de responsabilidad comportarse de acuerdo con la ética de las convicciones, si se aplica ésta en el estricto campo religioso en el que son pertinentes las convicciones absolutas. El problema aparece cuando los criterios de comportamiento de la ética de las convicciones se extrapolan a otros campos donde rigen otras lógicas de acción y comportamiento, especialmente el campo político.

La ética de las convicciones ligada al ámbito de los juicios de valor, a las concepciones del mundo y a los imperativos categóricos, es concebida como una ética absoluta. Es decir, una ética en la que el sujeto no se pregunta por las consecuencias que tienen sus acciones.

De acuerdo con la ética de las convicciones es mucho más importante el logro de unos fines determinados, que quizá no pueden conseguirse en este imperfecto mundo terrenal, sin importar las consecuencias que tales fines tengan en dicho mundo.

Por otro lado, Weber habla de la ética de la responsabilidad (Verantwortungsethik), en virtud de la cual se trata de considerar las consecuencias de las acciones humanas, ya que éstas pueden ser parcialmente previsibles. Sin duda, la persona que actúa con base en esta ética se responsabiliza de sus acciones, pues en palabras de Weber quien se comporta “bajo la máxima de la ética de la responsabilidad [tiene] que responder de las consecuencias (previsibles) de la propia acción” (Weber, 2007, pp.135-136.). Además, la ética de la responsabilidad es una ética mundana, lo que significa que hay que hacerse cargo de los problemas reales del mundo humano y de la irracionalidad moral del mismo, debido a que la relación entre el bien y el mal es paradójica y contradictoria.

Evidentemente, a la hora de decidir entre las éticas de las convicciones o de la responsabilidad, al político profesional de la modernidad racionalizada y desencantada con fuertes convicciones religiosas, se le presenta un dilema ineludible y fundamental: “salvar su alma o salvar la ciudad”.

Sin embargo, a lo largo de la historia, todos aquellos creyentes y fieles seguidores de las grandes religiones monoteístas “no han creído que los dos términos fuesen incompatibles”, así como muchos de los pensadores políticos más influyentes tampoco diferenciaban entre los bienes del individuo y los bienes de la comunidad, puesto que la política era entendida como la prolongación natural de la ética (Sócrates, Platón, Aristóteles, Cicerón, etcétera). En tal sentido, quizá el problema no solo sea diferenciar y decidir entre las dos éticas citadas, sino también elegir entre la vía de la ética clásica y la vía de la política, como parece deducirse de la obra de Maquiavelo.

Weber expone que “la ética de las convicciones y la ética de la responsabilidad no se contraponen de manera absoluta, sino que ambas se complementan y solo juntas hacen al hombre auténtico, a ese hombre que puede tener ‘Beruf para la política’” (Weber, 2007, p.150). En este sentido, si dichas éticas no se complementan aparecen dos peligros: el primero de ellos consiste en llevar a cabo la acción política sin valores que la guíen, lo cual llevaría a la total desorientación y desconcierto de los actores políticos; el segundo peligro resulta en que los actores políticos, cegados por sus convicciones, se conviertan en fanáticos defensores de los ideales y éstos adquieran un carácter omnipotente sobre quienes los conciben. Lo cual llevaría a la denominada “tiranía de los valores” en función de la cual el reinado de los valores se tornaría en un infierno, pues cualquier conflicto podría justificarse en defensa de los primeros (Schmitt, 2009, pp.143-144). En ambos casos, para Weber, los actores políticos quedarían alienados y sin posibilidad de dar sentido a sus acciones: en el primer caso la responsabilidad se convertiría en un fin en sí mismo, sin sentido para tales actores, ya que la responsabilidad no puede justificar cualquier acción y decisión. En el segundo caso, los valores se convertirían en un fin en sí mismo, tornándose los actores en meros vehículos de los primeros, dado que los valores tampoco pueden justificar cualquier acción y decisión. Así, se ha dicho que “...la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad no son sino dos tipos ideales que en la realidad no se dan nunca “en estado puro” ni separadamente, sino entremezclados entre sí. Parodiando a Kant, cabría incluso decir que “las responsabilidades sin convicciones serían ciegas” y que “las convicciones sin responsabilidades serían vacías”. Pero la relación entre unas y otras es asunto complejo y convendría demorarse un poco en su complejidad antes de abandonarlo” (Muguerza, 2002, p.27). Vemos las reminiscencias kantianas y su esquematismo.

Es interesante el comentario de Muguerza y debemos poner en relación estas dos "éticas" con el concepto weberiano de tipo ideal. ¿Qué quiere decir tipo ideal? Quiere decir que yo acentúo un aspecto de una realidad social, de un acontecimiento determinado y entonces lo tipifico o catalogo en tales términos. Acentúo u otro aspecto. Esto es, que los tipos ideales no son esencias para Weber sino que son "reconstrucciones que hace el sujeto para poder ordenar los acontecimientos". Entonces ocurre que llamo a unos comportamientos éticos como "ética de la convicción" y a otros como "ética de la responsabilidad", pero es debido a que acentúo un aspecto u otro y no por que estén esencialmente separadas.

Gabriel Navarro Solano

Enlaces de interés:
  1. Presentación en clase en PDF (aquí)
  2. Vídeo sobre los "tipos ideales" en Weber (aquí)
  3. Vídeo resumen sobre la conferencia "La política como profesión" (aquí)

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sábado, 3 de febrero de 2018

Clase de Tecnociencia del martes 30 de enero de 2018 (#Filosofía #UMU)

        Tecnociencia, naturaleza y sociedad

Técnica, tecnología y tecnociencia 
clase #2 del martes 30 enero de 2018, 11:00h

Técnica, tecnología y tecnociencia

En una primera aproximación al término ‘técnica’ debemos emplearlo para referirnos a cualquier actividad humana instrumental de segundo orden. Dicho de otra manera, decir, ser humano, y decir técnica o animal técnico es decir lo mismo. La técnica tiene un fundamento antropológico, no tiene un fundamento cultural e histórico como la tecnología o la tecnociencia que ha surgido en la historia. La técnica le ha acompañado al ser humano desde el origen, desde su misma configuración como homo sapiens, incluso mucho antes, prácticamente desde el homo habilis. Hay un pues un proceso bioevolutivo.

En el proceso bioevolutivo compartimos un ancestro común, un origen común, existe un filiación originaria: somos un producto socio-evolutivo de diversificación y diferenciación de especies. La diversificación nos ha llevado a una distinción de especies en función de la capacidad craneana. Un orangután tiene 450 cc de capacidad craneana, el homo sapiens sapiens tiene unos 1500 cc, tres veces más. Tenemos un cuerpo más pequeño pero sin embargo un cerebro mucho más grande. 

Una actividad de segundo orden es una actividad planificada, donde hay técnica hay una planificación, hay una actividad donde se sabe utilizar unos medios para un fin, es una conducta aprehendida y planificada. El ser humano tiene una disposición para la técnica, los animales superiores no tiene la disposición natural para la técnica.

Todo es evolución de la materia y luego de una bioevolución, hay una continuidad. La evolución ha tendido a un cuerpo más enjuto, más débil, pero con una mayor capacidad craneal.

Lo importante es que la técnica ha acompañado al ser humano desde el origen, desde el principio, desde el homo habilis, por ejemplo, enterrar a los muertos, que es una actividad técnica. La técnica, por tanto, tiene un fundamento antropológico. Y esto da cuenta la ciencia y la filosofía, pero ésta no desde una perspectiva descriptiva sino desde una perspectiva trascendental.

Pues bien la técnica es un concepto amplio que abarca tecnología y tecnociencia, y Ortega maneja tres ideas claves:
  1. El ser humano es un mono fantástico
  2. El ser humano es un monstruo técnicamente propicio
  3. La técnica es hija de la fantasía humana

Estas ideas aparecen en un texto de Ortega. 

Heidegger es un tecnófobo: todo lo malo de la humanidad obedece a la metafísica de la presencia; de disponer el mundo a disposición del ser humano. La técnica, dirá Heidegger, es una metafísica consumada, tiene una concepción negativa. 

José Ortega y Gasset
Ortega tuvo una concepción tecno-entusiasta de la técnica y tecnología (diferente a Heidegger). Es más, cree Ortega que la ciencia y la técnica son dos de las grandes realizaciones de la humanidad. Y es su uso por le hombre masa lo que ha llevado a un deterioro cultural, no la técnica en si misma sino el uso que se la ha dado en las sociedad donde ha triunfado el plebeyismo democrático. Todo esto, pues, ha dado lugar en la sociedad al hombre masa; es el mundo lleno, de los teatros, estadios de fútbol, donde el populus ha accedido y ha llenado la sociedad y el problema es que el hombre masa quiere erigirse en árbitro de lo justo y verdadero: es el plebeyismo democrático, es el gran problema de occidente, el triunfo de la mediocridad. Porque para Ortega hay dos tipos de hombres:
  1. los que están capacitados para mandar (muy de Platón) 
  2. los que están destinados a obedecer, que son como “boyas en el mar”.

Cuando la mayoría, el populus, quiere convertirse en estructura de poder es cuando estamos acabados, es el desastre, porque no tiene ni idea ni capacidad. Por lo tanto se ha producido pauperización cultural y surgen las teorías críticas a principios del siglo XX del parlamentarismo cuando las masas acceden al poder. Hay una especie de cierre y teoría elitista del poder de la que participa Ortega.

En El mito del hombre allende de la técnica, de 1953, Ortega se interroga como sería el primer hombre que empezó a serlo. Ortega parte de una observación empírica y es que el ser humano es un ser técnico. La cuestión filosófica es qué tipo de ser llegó a ser o llegó a constituirse como humano para poder tener la técnica. Interesa la perspectiva trascendental, kantiana, la normativa, no la descriptiva, es decir sobre las condiciones de posibilidad, de cómo ha de ser un ser como el hombre para ser un animal técnico o con una disposición natural para la técnica. Ortega vuelve a la pregunta de Kant de qué es el ser humano.

Para responder a esta cuestión, Ortega nos narra un mito y él dice que imaginemos que el ser humano era un mono que vivía en un terreno pantanoso pero por unas circunstancias determinadas (cambio climático, etc., que le puede interesar a la ciencia y pero no a la filosofía) y que cuando tuvo que bajar del árbol sufrió una enfermad infecciosa en los terrenos pantanosos en virtud en la cual se le produjo una hipertrofia cerebral, una encefalitis. Ortega piensa que desde ese mismo instante que en aquel individuo que llamamos ser humano se produjo un proceso de ensimismamiento, todos los animales que no son humanos, viven extrañados (lo contrario de ensimismamiento), es decir, están volcados en su conducta hacia el medio en el que viven, se adaptan al medio, no tienen mundo interior pero el ensimismamiento del ser humano, la hipertrofia, nos da una idea de que el ser humano desde el origen tuvo un rico mundo interior, de deseos, de imágenes, de ficciones, de sueños, un rico mundo de fantasía. De hecho Ortega considera que el ser humano hay que definirlo, no es una res cogitans, sino sino res dramática, no como animal que piensa, sino como mono fantástico, porque a diferencia de cualquier ser animal el ser humano no nace siendo sino nace como proyecto de ser, es, dice Ortega, anhelo radical, deseo de ser, deseo originario; no somos, nos hacemos a nosotros mismos en función de nuestro sueños, de ese mundo interior. En el fondo, dice Ortega, la tarea humana es una tarea de ingeniero porque nos tenemos que fabricar a nosotros mismos y para eso contamos con la técnica. La técnica es la que nos permite realizar nuestros proyectos de vida, nuestros sueños, nuestra fantasía, la técnica es hija de la fantasía. 

De tal modo que si en el mundo animal, excepto el ser humano, todo lo que no es conforme a naturaleza es monstruoso, según la expresión aristotélica, y casi siempre la monstruosidad es castigada por la propia naturaleza. La naturaleza desecha la monstruosidad. Ahora nos encontramos con que el ser humano es un ser monstruoso porque no es conforme a la naturaleza, no tiene instintos, no tiene un plan prefigurado de vida, no tiene ser sino que es un proyecto de ser, es un ser, dice Ortega, que tiene que crearse lugares extra-naturales, es un ser inadaptado que intenta adaptar el medio a él, por eso dice Ortega dice que el ser humano es monstruo natural técnicamente propicio, donde la técnica le da la posibilidad de vivir o sobrevivir. 

Ortega en el fondo continua el mito de Prometo de Platón, los dioses cuando deciden generar todos los seres que estaban dispuestos a salir, le encargan a Prometo el reparto de los dones naturales. Prometo es inteligente pero poco voluntarioso, y su Epimeteo, su hermano, es poco inteligente y sí voluntarioso. El encargo de los dioses lleva la directriz del respetar el principio básico de la naturaleza de orden y equilibrio. La naturaleza es igual a equilibrio. Y así actúo Epimeteo pero tan alegremente que no se dio cuenta que dio todos los dones naturales y dejó una especie sin ninguno: al ser humano. Aquí el relato nos está diciendo que si se acabaron los dones naturales el ser humano es un ser menesteroso, sin dones naturales; entonces, Prometeo, en visto de lo que ha hecho su hermano Epimeteo, por la noche va a la morada de los dioses a la Atenea y roba la inteligencia y el fuego (la razón y la técnica), y se los da a los hombres, ambos son dones o propiedades divinas. Por lo tanto, somos hijos de soberbia, queremos parecernos a los dioses.

Platón tiene una concepción tecnófoba. La sociedad platónica es una sociedad cerrada en la cual propone la idea de una sociedad casi espartana y Atenas se consume en su fuego por las técnicas de la navegación y el comercio. En el fondo, la tierra, el lugar, es lo importante para una sociedad justa, eumonía, donde imperan las buenas leyes y el político es un “tejedor” de los diversos elementos de la polis. En fondo, está el debate de:
  1. La idea de la apertura vs cerrazón social
  2. La polémica entre cosmopolitismo vs nacionalismo.
  3. Los autóctonos vs los metecos (los extranjeros, los sofistas, que saben que la verdad es siempre relativa) 

Hay una coincidencia entre el mito de Ortega y el mito de Platón, y es que los dos coinciden es que estamos hablando de un ser que es menesteroso, que tiene carencias, y que tiene que proveerse de algo que no natural, como es la técnica, para ser propicio. El ser humano es un animal técnico. La técnica tiene un fundamento es antropológico.

Ya veremos que la tecnología ya no lo es, la tecnología no es un producto antropológico, sino que es un producto histórico, se desarrolla en occidente, surge a partir del siglo XIV aproximadamente, donde el papel de la ciencia baconiana, el papel de la revolución militar, el papel de la revolución económica y el papel de la revolución política es fundamental. La tecnología, pues, es hija de las cuatro grandes revoluciones modernas: la militar, económica, política y la científica. 

Nota lecturas complementarias: leer La rebelión de las masas, El mito allende de la técnica, La democracia morbosa de 1917, en el cual denuncia el plebeyismo democrático que es el gran mal de su tiempo.

Fin de la clase. 

Clase de presentación de la asignatura Tecnociencia por Eugenio Moya. Lunes 29 de enero de 2018

        Tecnociencia, naturaleza y sociedad

Clase de presentación de la materia 
(clase #1 del lunes 29 enero de 2018, 9:00h)

INTRODUCCIÓN A LA ASIGNATURA

Iniciamos la segunda asignatura de la materia Teoría del conocimiento que está dividida, como ya se comentó, en dos bloques: uno es la Teoría general del conocimiento y el segundo es Tecnociencia, naturaleza y sociedad. Para ver donde se entronca esta segunda asignatura vamos a ver unas cuestiones preliminares. 

Esta es una asignatura de Tecnociencia, naturaleza y sociedad, es una asignatura bastante novedosa porque hay pocas universidades que la tenga como troncal. Se suele vinculara a la Filosofía de la Ciencia. En una orientación iniciada en los años ochenta del siglo pasado, de un movimiento que tiene dos vertientes, la norteamericana y la europea, que es el movimiento de Ciencia, tecnología y sociedad. Muy vinculada a los problemas que tienen que ver con la ciencia. En nuestra facultad de filosofía de la Universidad de Murcia, se considera una asignatura fundamental para la formación de un filósofo. La tecnociencia es un neologismo empleado por Lyotard en su famosa obra La condición posmoderna, mantuvo la idea de este termino y ha circulado durante estos años. Se trata de un matrimonio entre la ciencia y la tecnología. Hoy la ciencia no puede investigar sin tecnología pero al mismo tiempo la tecnología no puede desarrollarse sin la investigación científica. Existe una interacción fuerte entre ambas. 

Jean-François Lyotard
Siguiendo a Lyotard, hablamos de Tecnociencia como unos elementos clave del conocimiento humano y de sus límites.

Una teoría del conocimiento tendría, pues, cinco grandes bloques de desarrollo. Veamos:

1. Noción del conocimiento y los paradigmas epistemológicos a lo largo de la historia. Un ejemplo sería Husserl con su apuesta de la fenomenología, hoy en desuso. Otro seria el positivismo, el realismo, el idealismo trascendental de Kant, etc. Se encontrarían todos los paradigmas del conocimiento a lo largo de la historia.
2. Las fuentes del conocimiento y de la ignorancia. Las fuentes del conocimiento abarca temas de cuales son realmente las fuentes que obran tanto para conocer como para eliminar o imposibilitar el conocimiento, por ejemplo los prejuicios. 
3. Los límites del conocimiento. A este tema nos vamos a dedicar en esta asignatura. 
4. La verdad y la objetividad. 
5. Circulación social del conocimiento. También lo podemos llamar “la política de la verdad”. Lo vamos a ver en gran parte en la asignatura. 

Nos preguntaremos cuestiones como, ¿qué considera una sociedad que es verdadero? ¿quienes son los que en una sociedad están autorizados para juzgar o evaluar la verdad de cualquier teoría? ¿cuál debe ser el discurso hegemónico?, etc. La filosofía, hablando del tema, fue un discurso hegemónico en la antigüedad. La teología lo fue en la edad media y la ciencia lo ha sido desde la edad moderna. Lo demás ha sido subsidiario, ir un poco “a remolque”. La filosofía, siguiendo a Russell, es como una especia de “saco” que tiene un conjunto de problemas de los cuales la ciencia extrae cada vez más cosas y va quedando un elemento residual. Los problemas que no son científicos son filosóficos porque no se pueden tratar científicamente al menos por ahora. En cualquier caso es evidente que cada sociedad tiene un régimen de discurso, es decir, elementos que hacen que determinados discurso sean conocidos como hegemónicos, tiene unos sistemas de gratificación y de reconocimiento para establecer qué individuos son los que deben juzgar qué es la verdad. Hoy día los científicos tienen la preponderancia en nuestra sociedad, son un grupo de expertos que dicen qué es verdad o no (experticia). Pero no siempre ha sido así, evidentemente y en el futuro no sabemos qué pasará. Uno de los grandes problemas que plantea la Tecnociencia es que alguno individuos están más preparados para evaluar los riesgos de las tecnociencias en general pero sabemos que al final lo sufrimos todos, por lo cual las decisiones no tiene que ser tomadas desde el punto de vista de los expertos (experticia) sino desde el punto de vista de la democracia. Tenemos que ver un ámbito donde plantear lo que podríamos llamar el régimen democrático de la verdad (verdad y democracia). 
Un gran apartado dentro de la Teoría del conocimiento es el de los limites del conocimiento. Digamos que cuando se plantea el problema de los limites podemos hablar de dos grandes ámbitos temáticos, lo que llamaríamos los limites internos y los limites externos. Los problemas que tradicionalmente se ha ocupado la teoría del conocimiento son los límites internos. Dentro de éstos unos son intensionales y otros extensionales. Como ya hemos dicho antes, en esta asignatura vamos a tratar los limites externos. El problema que trataremos aquí será ver hasta qué punto los desarrollos tecnocientíficos que desarrolla la humanidad hoy día son compatibles con el modo de vida que nosotros queremos darnos. Es decir, hasta qué punto las grandes decisiones tecnocientíficas que hoy se están tomando en el mundo son compatibles con el modo de vida que  queremos darnos. Por tanto los limites que vamos a plantearnos al conocimiento tecnocientífico no son problemas internos al mismo conocimiento, sino que son problemas externos, en el contexto social, del contexto ecológico … y del contexto en general en el que se desarrolla el conocimiento tecnocientífico. Por tanto son limites externos. Pero por hablar de los limites que ya hemos tratado en anteriores asignaturas, nos encontramos que la filosofía, tradicionalmente, se ha encontrado con dos tipos de limites, como hemos dicho, que son intensionales y extensionales:

Intensionales: tiene que ver con lo que tradicionalmente la filosofía, por ejemplo Kant, ha denominado limites filosóficos. La experiencia como limite del conocimiento humano. Otro ejemplo sería el empirismo clásico, el racionalismo critico, etc. En el caso del racionalismo critico, por ejemplo, es una teoría del conocimiento que se ha ocupado de los limites del conocimiento humano que es el problema en el fondo de la demarcación entre ciencia y no ciencia, o entre ciencia y metafísica. ¿Qué es lo que hace que un determinado conocimiento sea científico? Que sea falsable, diría Popper. Para Kant sería que se sujete dentro de los limites de la experiencia, para el pensamiento positivista lógico o analítico, por ejemplo Wittgenstein, que forme parte de nuestro modo de entender el mundo, que hable del mundo y no de lo místico. Todos ellos hablaban de limites filosóficos o el problema de la demarcación, qué es científico y qué no lo es.

Extensionales: no lo hemos visto aún, y es el conjunto de problemas que no se pueden resolver, que no se han resuelto o que no se podrá resolver nunca jamas. A estos últimos problemas se les denomina insolubilia científicos. Aquí nos encontramos con tres tipos:

- indecibilidad matemática: tenemos que ejemplo de el Teorema de Gödel, esto es, la imposibilidad de demostrar la completud de un sistema internamente. O bien un sistema es decidible o bien es completo. Si es lo uno es imposible lo otro y viceversa. Este problema de la indecibilidad matemática es que en el fondo nos plantea el problema de que el conocimiento humano nunca puede ser infalible, ni siquiera en el ámbito de las matemáticas. En este ámbito también nos encontramos con conjeturas, decía Popper. 

- indeterminación física: la mecánica cuántica puso en quiera uno de los grandes pilares de la filosofía y de la ciencia tradicional que es el problema del determinismo. El principio de determinación afirma que todo podemos predecirlo, estamos ante el reino de lo determinado y de la certidumbre. Hoy sabemos, a través de la mecánica cuántica, por ejemplo a través del principio de incertidumbre de Heisenberg, que eso ya no es posible, es decir, que hay variables que no podemos conocer a la vez. No podemos conocer al mismo tiempo la posición de una partícula y su velocidad, o conocemos un o conocemos otra, pero nunca a la vez. Otro ejemplo es cuando medimos la temperatura del agua. Si ponemos un termómetro en una bañera y medimos su temperatura, no sabemos si dicha temperatura se debe al agua o al asuma del agua y del termómetro. Estamos ante lo que denominó Ilya Prigogine, una ciencia no determinística, una ciencia abierta, el fin de las certidumbres. 

- complejidad en matemática: decíamos que el platonismo matemático llevó a la idea de que en el fondo, como decía Galileo, el lenguaje de la realidad está escrito en lenguaje matemático. Los números no son ficciones humanas sino que forman parte de la naturaleza. El número y el nombre no son externos a la realidad sino que conforman la realidad. Los números y las formas matemáticas no son arbitrarias, se cumplen en la naturaleza. El platonismo matemático funcionó durante mucho tiempo pero es evidente que cuando se analizan elementos complejos, este paradigma entra en crisis. La complejidad no es problema, es un desafío. 

Nos situamos, pues, en esta asignatura, en los limites externos, que los dividimos en aquellos impuestos por el ecosistemas y los impuestos por la sociedad, por nosotros. En ambos casos debemos atender siempre a limites éticos y jurídicos. Para analizar la tecnociencia es importante el enfoque sistémico En la misma denominación de tecnociencia nos encontramos con que es la unión de dos elementos que interaccionan. En un sistema hay una serie de componentes o elementos que interaccionan entre si y generan una dinámica y por otra parte existe un medio en el que se dan. Tenemos la fórmula representativa S = <E, D, M>. 

Esto nos lleva al término Sociotecnobiocosmos, un término que intenta dar la idea de interacción múltiple. Por poner un ejemplo, sabemos que la economía trata de ver las relaciones entre variables económicas, pero hoy hay que tener en cuenta los limites del ecosistema. Todo forma parte de esta “pelota”. Veamos la siguiente ilustración que nos muestra este concepto:

Se puede ver todo como una especie de sistema general en el cual existen subsistemas que interactúan en el sistema a global que tiene una entrada, que es la energía solar, que anima al sistema y que permite su funcionamiento, y que existen fugas térmicas. Entrada y salida pero se mantiene integral, no es algo único, no tiene unidad sino integración. Estamos, pues, ante problemas complejos y que tiene que tener siempre un enfoque sistémico. 

Fin de la clase